Cada vez que visitamos un restaurante o un local de bebidas solemos observar como los cócteles, gaseosas, jugos e, incluso, el agua que ordenamos vienen acompañados por un objeto que parece ser inofensivo.
Este elemento, elaborado principalmente con plástico, posee diferentes nombres en español. En Cuba es conocido como absorbente; en Argentina, Bolivia y Chile como bombilla; en Paraguay, Argentina y España lo llaman pajita; y en Venezuela lo conocemos como pitillo. El nombre que le demos es lo de menos, lo importante es saber que este pequeño elemento es un arma para el ambiente.

El impacto del pitillo
Aunque no lo parezca, el pitillo es uno de los principales contaminantes del planeta. El simple hecho de ser de plástico representa una amenaza, ya que no es biodegradable. Además, es un elemento de un solo uso; normalmente, luego de haber ingerido una bebida, el destino del pitillo es el basurero.
La mala disposición de este elemento como desecho hace que su presencia sea común en nuestras calles, alcantarillas, pisos y, finalmente, en nuestros océanos, mares y ríos. Allí, su efecto sobre la vida marina, e incluso sobre la nuestra, es enorme.
En el reporte del 2017 sobre el Día Mundial de Playas de la organización Ocean Conservacy, se estimó que a nivel mundial se recogieron 1.212.602 piezas de plástico. De esa exorbitante cifra, 409.087 eran, nada más y nada menos que, pitillos.

En ese mismo reporte, se indica que en Venezuela se recogieron 13.428 pitillos en 96 playas de 15 estados del país. Estos datos incluyen las Dependencias Federales, específicamente la Isla de La Tortuga, donde también realizamos la jornada de recolección de desechos sólidos.
Es importante mencionar que los pitillos pueden desintegrarse, más no desaparecer. Los pequeños trozos se convierten en micro partículas de plástico que son ingeridas por peces, aves y otros animales de la vida marina, muchos de ellos especies comunes en nuestra dieta. La composición de los pitillos emite químicos y toxinas que impactan en la salud de gran parte de los seres vivos, incluso la de los humanos.
¿Qué podemos hacer?
- Di NO:Cada vez que vayas a ordenar una bebida pide que, por favor, te la den sin pitillo, popote, pajita o cualquiera que sea el nombre de este elemento en tu país.
- Cambia al acero, al papel o al vidrio:Si no te sientes cómodo ingiriendo bebidas sin pitillo, puedes adquirir una de las alternativas realizadas sin plástico. Hay pitillos hechos de acero, papel o de vidrio, incluso existen opciones comestibles.
- Pide a tus restaurantes locales que eviten ofrecer pitillos:Cuéntale a los dueños de tu restaurante o café local el impacto del pitillo de plástico. También solicita que solo ofrezcan esta pieza si el consumidor se lo pide o que usen otras alternativas como los pitillos comestibles o biodegradables.

Inicialmente, los pitillos se ofrecieron en el mercado como una opción para reducir el riesgo de contraer una enfermedad causada por recipientes sucios. Sin embargo, hoy en día son un elemento sumamente dañino y tóxico para el ambiente, los ecosistemas, los animales y la salud humana.
Al rechazarlos o cambiar a una alternativa más ecológica, contribuimos a evitar su impacto sobre el ambiente. Se estima que 74 millones de pitillos de plástico son salvados de terminar en la cadena de desechos con solo aplicar estas prácticas.
En ConBiVe, queremos invitarte a ser parte a esta iniciativa y a convertirte en un #CiudadanoEcoResponsable. Está en tus manos reducir tu consumo de plástico y tu producción de desechos, así como salvar la vida de muchas especies marinas, como tortugas, aves y peces. Ya lo sabes, dile NO al pitillo.